Imaginemos a una madre de familia haciendo que diariamente todos sus hijos digan al unísono algo muy agradable a su padre con una invitación del estilo: "Todos digan: te amamos mucho, papá", justo cuando el papá llega a desayunar. Ahora añadamos a la escena el hecho de que el papá se la cree y de hecho realmente disfruta de que los niños hagan ese esfuerzo, aunque realmente como que los niños no hagan el esfuerzo de aprenderse exactamente las palabras que deben decir en ese momento. Pero eso no importa, el papá se la cree y realmente se siente amado por sus hijos.
Ok, ahora comparemos eso al hecho semanal de un sacerdote que dice en muchos momentos de la Misa: "Respondemos todos: Bendito seas por siempre, Señor". Imagínense qué clase de deidad debiera ser para creersela y pensar que está cool que todos repitan así la liturgia. Pues esa es la clase de deidad que promueve el catolicismo... o por lo menos un buen número de sacerdotes católico. Sinceramente me pregunto qué crerán los sacerdotes que gana para su dios y su gloria el hecho de que todos repitan después de él la frase correcta. Claramente es un asunto religioso, esto es, la que gana ahí es la religión y con ello el fortalecimiento del vínculo entre la conciencia y los estatutos morales que rigen los valores de esa religión. Pero la pregunta persiste: ¿qué tiene que ver una religión con una deidad? ¿qué podríamos saber de una deidad a través de religiones o ministros de ese calibre?
Sin duda, un asunto penoso. Sobretodo si se reflexiona sobre los elementos tan mezquinos con los que se amarran a las conciencias de los hombres y las mujeres que caen en ese trinomio culpa-arrepentimiento-perdón.
4 comments:
Estaba paseando por los Weblogs y encontré el suyo. Me dió pena leer sus palabras. La razón es fría y "algunas cosas sólo se ven bien con los ojos del corazón", dijo la zorra al principito.
Recuerdo a un esposo que se quejaba: "Todos los días mi mujer me pregunta si la amo. ¡Por el amor de Dios, trabajo 14 horas al día para sostenerla y darle una vida cómoda, y me pregunta si la amo!" El gran tonto no se daba cuenta que la mujer preferiría mil veces menos dinero y más tiempo y atención.
Otra experiencia: Visité una vez a una familia para hablar con el señor de la casa. La esposa me hizo pasar y me pidió permiso para seguir ayudando a los hijos en sus tareas escolares. A los 15 minutos escuché como se abrió la puerta de la casa y entró el señor. Dejó su cartapacio en el suelo y lanzó un grito de Tarzán. Parece que era una ceremonia de cada noche. Apenas resonaba el grito bajaban corriendo los hijos : "Papá, se me ha roto el baldecito; papá, que no puedo solucionar la tarea de matemática; papá, gané un premio; papá, mamá dijo que eres un hombre muy guapo y que ella está enamorada de tí; papá, ¿vas a terminar el cuento?". ¿Por qué le contaría esta experiencia?
¿Ha estado alguna vez enamorado? A los enamorados les gusta decir y escuchar una y otra y mil veces: "Te quiero". Y no se aburren.
¿Qué le parece más trágico, rechazar el amor que se ofrece o nunca darse cuenta siquiera que existe ese amor?
Aparentemente Usted pertenece a la última categoría. Ahora bien, uno no puede amar a LA MUJER en abstracto como uno no puede experimentar el amor de la DEIDAD.
Se trata de una persona, es un Tú que lo ha dado todo por Usted, lo crea o no.
¿Desea conocer la declaración de amor de un pueblo que ha sido liberado de la esclavitud y ha sido llevado a la tierra que mana leche y miel y que repite esta declaración dos veces al día (Deuteronomio 6,4ss)?:
"Escucha Israel, el Señor nuestro Dios,
el Señor es uno.
Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma
y con todas tus fuerzas".
Le dedica este comentario un compañero Weblogger con el deseo que usted encuentre lo que evidentemente nunca ha experimentado.
Y a los sacerdote católicos "enamorados de Dios y de su Iglesia" nos gusta ayudar a los hermanos a que experimenten el amor que nunca falla, del que todos los amores del mundo son débil reflejo y que es tan potente y hermoso que armamos una fiesta solemne cada vez que nos juntamos y cuando juntos queremos hablar con NUESTRO PADRE que nos ama tanto. Y cuando se celebra juntos, hay unas maneras cómo celebrar para que no se pierda la hermosura en el desorden.
El sacerdote que escribió este comentario, linkeó mi post y su comentario en su propio blog.
En aquél blog ya hice un par de comentarios a su comentario.
Además viendo otro post de ese compañero, me animé a postear otro comentario ahí.
Seguí por los enlaces propuestos y no encontré ningún comentario más que el primero. Por favor, publique todo el diario en su propio blog
Perdón, escribí el previo comentario con un error, en lugar de ¨diario¨ hay que leer ¨diálogo¨.
El comentario coregido:
Seguí por los enlaces propuestos y no encontré ningún comentario más que el primero. Por favor, publique todo el diálogo en su propio blog
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